Homenaje a Confidencias
Como antecedente precibernético de las revistas del corazón, Confidencias se labró un lugar distinguido no sólo en la historia de las publicaciones mexicanas, sino también en el corazón de muchas personas que encontraron ahí su media naranja.
De 64 páginas de tamaño media carta, la revista era semanal y tenía un tiraje bastante elevado (la cifra exacta se me escapa, pero me lo pueden creer). La primera mitad del contenido estaba dedicada a recetas de cocina, consejos de belleza y pequeñas historias de la vida real enviadas por los lectores. Pero lo que realmente le valió la fama era la segunda mitad, la sección de avisos personales de esta pionera publicación.
Estos anuncios fueron la causa principal de que la revista entrara en el imaginario colectivo de más de una generación. Frases como “fines, los que Dios disponga”, “señorita dicen no fea”, junto con otros eufemismos del estilo, cristalizaron como frases de pancarta en una manifestación a cargo de los desesperados de la Tierra.
En efecto, “anunciarse en Confidencias” significaba estar al borde de la desesperación sentimental, ser incapaz de relacionarse por sí mismo, de seducir o conquistar en el mundo real. Esta noción, con todo el avance de la sociedad (o digamos simplemente cambio, para no equivocar cualquier diferencia con progreso), sigue estando vigente en nuestros tiempos de comunicación cibernética y romances por correo electrónico.
Años después de que dejara de publicarse, tuve oportunidad de conocer a quien fuera director de la revista, personaje cuyo nombre el pudor me aconsejaría dejar en el anonimato, pero que para fines prácticos podemos llamar aquí Tomás Rodríguez Couto. Él fue mi jefe en una editorial también desaparecida, por lo que no es necesario decir que se dedicaba a publicar libros de adorno (enciclopedias y otras colecciones que se vendían a plazos y que por lo general se compraban por metro y color para llenar huecos en los libreros).
Don Tomás me comentó en varias ocasiones su paso por aquella revista, haciendo énfasis en las primitivas técnicas que se empleaban para su impresión, como los negativos de celofán, y las dificultades financieras en las que se vio envuelto el dueño, y que lo obligaron a cederle la revista a los trabajadores.
Pero también me llegó a decir, muy ufano, que él fue el creador del peculiar estilo de los anuncios personales. Las cartas que llegaban a su oficina venían redactadas en los más diversos estilos y él y sus redactores se encargaban de uniformarlas con su característica redacción y de recortarlas todas al mismo tamaño.
A cada anuncio se le asignaba una clave y el interesado en alguno de ellos tenía que escribir directamente a la revista; ésta se encargaba de remitir la carta a la dirección del destinatario, para garantizar cierta privacidad. No recuerdo si este proceso implicaba un pago por parte de alguien, pero es probable que fuera gratuito. Después de todo, los anuncios personales constituían el principal atractivo de la revista, sustentaban su circulación y venta, y el dueño se ahorraba el pago de colaboradores.
En esa misma línea de ahorrarse colaboradores se encontraban también las recetas de cocinia, enviadas por los propios lectores que de ese modo competían para ver cuáles eran publicadas. No sólo eso: toda persona que enviara una receta era un comprador cautivo, pues obviamente iba a estar comprando la revista para ver publicada su receta y mostrar con orgullo su nombre en letras de imprenta.
En alguna ocasión, don Tomás me contó una de las historias de éxito de la que fue partícipe. La revista, como quedó dicho, tenía gran circulación y no era infrecuente que llegaran cartas de otros países y en otros idiomas. En este último caso, la carta se traducía al español y se publicaba con la misma redacción que las otras. Entre aquella multitud de misivas, hubo una que le llamó la atención, la de un holandés residente en Australia que él mismo se encargó de traducir por venir en inglés. Tiempo después, la esposa de don Tomás le dijo que iba a ir a la despedida de soltera de una amiga suya. Y precisó que ésta se iba a casar con un holandés residente en Australia que había conocido a través de Confidencias. De todos los casos que conoció, éste era el que hacía que don Tomás se enorgulleciera más de su misión al frente de la revista.
Los tiempos han cambiado, como bien adivinó Bob Dylan. En nuestro tercer milenio, difícilmente podría concebirse una revista de ese tipo. La necesidad de conocer gente está cubierta, incluso con mayor eficacia, por las páginas de amigos en Internet. Las posibilidades multimedia, pero sobre todo la promesa del contacto instantáneo (¿quién espera semanas o meses para recibir una respuesta en el correo?) hacen de Internet el mejor campo para cultivar esperanzas.
16 Comentarios:
Me parece que el trabajo que realizo este director de la revista fue muy bueno y creativo porque uso todos los recursos a la mano para minimizar los costos y ofrecer un buen producto.
hola una pregunta ahi forma de conseguir ejemplares d sta revista, existiran en alguna hemeroteca del pais, quisiera saber si me puedes proporcionanar algn dato te lo agradecere, todo esto me interesa porque mis abuelos se conocieron por medio de esta revista.
te dejo mis datos rodrigo júarez q.
rododo10000@hotmail.com
Esta revista "Confidencias", estaba relacionada de alguna manera a la revista "Confidencias" de Chile. Esa se publicaba en los años 60 de seguro, no se si hasta los 70.
Ando buscando Confidencias de Chile de los 60's.
Hola, hurgando en internet, encontré este comentario con respecto a la revista CONFIDENCIAS y al editor en jefe: TOMAS RODRIGUEZ COUTO, ¡no saber es el gusto de ver que alguien reconoce el esfuerzo y la dedicación de una persona de ese calibre, que junto con sus colaboradores hicieron de esta revista un medio de comunicación donde se formaron parejas felices, bueno, gracias por el comentario refiriéndose a mi papá, se lo agradezco de todo corazón gracias Tomás Rodríguez Vazquez temporal001@msn.com
Yo me acuerdo que mi mami tenia unas revistas y yo cuando chica me "devoraba" las historias, me encantaba esa revista, además recuerdo que hacían dibujos, o tenian esas tipicas fotografias antiguas, en realidad, seria super, que me pudiera encontrar con un ejemplar para hojearlo.
Yo recuerdo que mi mamá compraba estas revistas cuando yo era chica y disfrutaba enormemente leer las historias. Creo que la sección se llamaba "Aproveche mi experiencia" y aún recuerdo vagamente algunas de las historias que eran muy interesantes y con mensaje positivo.
La historia que se me quedó muy grabada fue sobre una mujer que era tan bonita que ningún hombre le parecía buen partido para casarse y a todos los que la pretendían les veía defectos, así pasaron los años hasta que llegó el momento en que se dió cuenta en la soledad en la que vivía por haber rechazado el amor de tantos hombres que deseaban casarse con ella y ya lo único que deseaba era encontrar un buen hombre, no importando el físico, a quien ofrecerle su amor.
Y así como esta historia, hubo muchas otras que me llegaron al corazón.
Confidencias, tiene mi dirección.
Hasta hoy me di cuenta que esta revista ya no circula y por su medio deseaba comunicarme con cierta persona. Como podria obtener la "direccion" de la "Internet" en Mexico. Agradeceria su ayuda. Gracias
En una ocasión una amiga y yo compramos la revista y escribimos una carta muy romántica con los datos de una compañera de la secundaria. Nunca supimos el desenlace de la historia
Remontandome a los años 1954/56 en casa recuerdo siempre habia una revista "Confidencias" ademas de un "Cancionero Picot" yclaro sin faltar "Selecciones". Puede decirse que serian mis primeras lecturas fuera de los libros de texto.
Mi mamá respondió un aviso, así se casó con mi papá pues mi abuelo le corría a los pretendientes; conserva sus cartas que me las dejará en herencia; todo tan formal...y vivieron felices.
Mi mamá respondió un aviso, así se casó con mi papá pues mi abuelo le corría a los pretendientes; conserva sus cartas que me las dejará en herencia; todo tan formal...y vivieron felices.
Esta revista forma parte de mi vida, se las tomaba a mama cuando tenia 6 años alla en los 70s. Me encantaba la seccion "un paso al mas alla" que en sus inicios fue "Yo vivi un hecho sobrenatural" otras secciones inolvidables son "Mi momento mas dramatico" "Las buenas obras" y "Mi momento decisivo". Muchas de estas historias me han acompañado a lo largo de mi vida debido a la impresion causada en mi. He tenido la suerte de haberme hecho de algunos 150 numeros. Y de contar con el no 1 Que data de Mayo de 1943
Muchas gracias por este texto. En los 70s mi madre me mandaba a comprarsela cada que salia.
Sí, es verdad. Comparto esa misma experiencia.
Hola, soy historiador y estoy muy interesado en ubicar la editorial que publicò esta revista, Confidencias, la cual leìa mi mamá y que yo leì de niño. ¿Cómopuedo hacer para comunicarme con usted y con la editorail que la publicó? ¿A qué direcciòn puedo escribirle? Muchas gracias.
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