sábado, junio 17, 2006

Romance cibernético II

Todos mis intentos por establecer alguna relación por medio de Internet fueron un fracaso. Y como el hombre es el único animal que se tropieza con la misma piedra, por mucho tiempo yo me empeciné en tropezarme en ese mismo empeño. No obstante, debo confesar que en lo que llegaba al tropezón me la pasaba bastante bien. Ya fuera porque el intercambio de mensajes resultaba estimulante de algún modo, porque llegáramos a tratarnos en persona, o incluso porque lográramos crear cierta intimidad. Estos casos fueron los menos, claro, y cuando llegaban a ocurrir era por un corto periodo.

Recuerdo que recién llegado a Cuernavaca, me inscribí en la página de Terra, con la idea de conocer gente de aquí. De los innumerables prospectos que hubo, en realidad sólo recuerdo a dos, a quienes sí llegué a tratar en persona. Las demás quedaron siempre en la virtualidad.

La primera de las dos me llamó la atención por sus respuestas ingeniosas y la inteligencia que se notaba en sus mensajes. Después de un intercambio epistolar más o menos regular, decidimos conocernos y para eso nos quedamos de ver en el cine.

La espera siempre es inquietante, pero en el caso de una cita a ciegas la inquietud se convierte en angustia, teñida de vagas esperanzas. De pie en medio de la plaza del conjunto donde están los cines, cualquier mujer que se apareciera podía ser la susodicha. Y aquí no me queda más remedio que revelar mi superficialidad: las caras bonitas despertaban mi esperanza mientras que las feas suscitaban angustias.

A fin de cuentas, como no vivo en los extremos, cuando llegó mi desconocida amiga pude comprobar que era bastante término medio: ni muy fea ni muy bonita. Pero, en todo caso, no se produjo el famoso y muy esperado clic. Nótese que no la estoy culpando por no haber despertado mi concupiscencia. Estas cosas son de dos vías y supongo (no lo sé, pues de eso jamás llegamos a hablar) que a ella le pasó algo similar. No recuerdo si el saludo fue de mano o de beso, pero en todo caso, agradecí mentalmente que nos íbamos a meter al cine y que eso me relevaba de una conversación que, por no interesarme la interlocutora, hubiera sido muy penosa para los dos.

Con tan mal estreno, nuestra relación no iba a llegar muy lejos. Nos vimos quizá una o dos veces más y, poco después, la cosa se limitó a llamadas esporádicas por teléfono, que fueron espaciándose hasta caer en el olvido.

Pero eso no fue el fin del asunto. Tiempo después respondí a otro anuncio, no recuerdo si de la misma página de Terra o alguna otra, pues para entonces yo ya había probado suerte en varias. Todas más o menos funcionan igual: un catálogo de soledades, preferentemente ilustrado y con descripciones tan encomiosas de sus integrantes que alguien menos subjetivo —el que anda ojeando esos catálogos lo que menos tiene es objetividad— no puede dejar de preguntarse porqué tienen que recurrir a estos métodos para encontrar amistades o pareja. Y siempre con el ánimo de garantizar la seguridad, los solicitantes se identifican mediante seudónimos. El anonimato, claro, no es el objetivo de este sistema también llamado de nick, ya que la foto, cuando la hay, revela la identidad del aspirante.

En fin, el anuncio al que me refiero no tenía foto, pero la descripción ha de haber sido bastante alentadora, por lo que decidí responderlo. El lector ya habrá adivinado el desenlace, pues ahí están todas las claves (menos mal que éstos no son relatos de suspenso). En efecto, como ella misma se encargó de aclarar en su respuesta, el segundo anuncio correspondía a la misma chava del primero. ¿Quién dijo que un rayo no cae dos veces en el mismo lugar?

10 Comentarios:

Blogger Daniela dijo que...

Yo creo que si se trata de encontrar a una persona con la cual compartir algo más que unos ratos de placer físico, lo mejor para conocer las personas más afines es buscar en los lugares que le son afines a uno mismo.

Muchas parejas se forman en el trabajo, en la biblioteca, en un club, en el gimnasio, en grupos de amigos; en fin, en lugares en los que uno, a pesar de una primera impresión desfavorable, pueda tomarse el tiempo para conocer --en vivo y en directo-- a una persona que le despierte algún interés.

Pero me parece que siempre que nos escudemos detrás de un medio (internet, cartas, teléfono, chat, webcam) sólo estamos viendo una parte de ese todo. Y como tal hay que tener suerte para que la parte que no vemos concuerde con lo que nos imaginamos.

Aunque también hay personas que tienen mucha suerte. ¿No?

8:15 p.m., junio 21, 2006  
Blogger Daniela dijo que...

Perdón, me olvidé decirle que de todos sus blogs, este me encantó y volveré cada tanto para leerlo. Espero que lo actualice más seguido. Un beso.
Daniela.

8:17 p.m., junio 21, 2006  
Blogger Jorge Luis dijo que...

Estoy de acuerdo en tu análisis en general, especialmente en lo que se refiere al conocimiento parcial de la otra persona, que tendemos a llenar con nuesstras fantasías.

Pero tú misma eres la prueba de que Internet nos permite conocer personas interesantes, aunque ese conocerlas sea sólo a través de un intercambio de palabras e ideas.

Y dadas las condiciones necesarias, no dudo que una relación entablada por este medio pudiera fructificar en la vida real.

En cuanto a la frecuencia de la actualización, como verás, últimamente me he esforzado por hacerlo. Pero eso sí, no me carrereen que me pongo nervioso y es peor, jeje.

Un beso con el gusto de volver a saber de ti.

9:07 a.m., junio 22, 2006  
Blogger kerubin@ dijo que...

Hola Daniela, hasta hace algo mas de 8 años, yo pensaba exactamente igual que tu. Además pensaba incluso, que nunca se termina de conocer a nuestra pareja, sea cual fuere el medio por el que la conocemos.

Yo conocí a mi marido por internet y tal vez sea una de esas personas "con suerte" que mencionas, pues cumpliremos este año 7 de casados; quizá no lo creas, pero desde que lo vi la primera vez (en persona) pensé que era un buen hombre, amén que ni uno ni otro teníamos intereses sentimentales, sólo eramos amigos, y antes de casarnos solo estuvimos "en vivo y en directo" 3 veces. Hasta hoy pienso que no me equivoqué: siguie siendo la buena persona que "pronostiqué" a pesar del corto tiempo que tuvimos para "conocernos". Sorpresas te da la vida, amiga!
Un saludo inmenso para Jorge, y la misma queja "escribe, amigo, escribe más"!!!!!
Saludos desde Suiza

10:35 a.m., junio 23, 2006  
Blogger Sofia dijo que...

Esto, mi estimado Jorge, sólo te puede ocurrir a ti.
Coincido contigo en aquello del catálogo de soledades y la eterna pregunta: ¿por qué carajos tengo que andar ciberomanceando? Sí, esos andares dan un sabor bastante patético.
Yo intenté el ciber-ligue no hace mucho pero resistí sólo un mes. Me aterraba la idea de que alguien conocido viera mi foto (si no la pones, nadie te "pela") y luego no tendría que soportar ácidas bromitas.
Mi intento terminó en fracaso. Establecí intercambio epistolar con tres individuos. El primero, que no se veía nada mal, aguantó sólo dos de mis laaargos correos que suelo escribir. El segundo me respondió algo así: "cuando te sientas en confianza, nena, llámame y nos vemos, ahí te dejo mi cel". Por supuesto que no le respondí. ¡Llamarme "nena" a mi, cómo se atreve!!! El tercero era un tío bastante bien, joven, PERO (siempre los hay) es viudo, su tono era de una tristeza infinita y es un ecologista entregado al 100% a una ONG. Y no es que esté peleada con los ecologistas o las ONG's, pero sus integrantes son bastante soñadores y yo, como periodista, me he vuelto bastante cínica y escéptica.
En fin, mi ciber-ligue no duró. Aunque sí, en mi haber tengo un apasionadamente-cahcondo ciber-affair que tuve con un cubano que conocí en un viaje de trabajo en Estados Unidos. No hubo nada en persona, pero sí mucha ciberintensidad.
Pero todo terminó bastante mal cuando finalmente quedamos de darnos una escapada a Nueva Orlenas (antes de Katrina) y el tío se puso a hacerme las cuentas de cuánto íbamos a gastar y cuánto podía yo poner.
No tengo vocación de mantenida, soy independiente y todas mis relaciones me dejan con el corazón roto y a mis finanzas en bancarrota, pero eso de irme a echar una "cana al aire" con un tipo que primero piensa en los dineros, pues no, no me gusto. Como decimos en México, era un vil "cuentachiles".
En fin, Jorge, Habibi, estupendo tu espacio de creatividad y te prometo estar por aquí seguido.
Un beso

8:55 p.m., julio 25, 2006  
Anonymous Anónimo dijo que...

me pareces encantador y una persona muy interesante solo ten cuidado con las chicas malas que hacen cosas buenas .....

12:59 p.m., octubre 06, 2006  
Blogger Jorge Luis dijo que...

Si esas chicas hacen cosas buenas, quizá no sean tan malas...

11:43 p.m., octubre 06, 2006  
Blogger Real de lo virtual dijo que...

Podría hace un comentario ácido, pero por respeto me lo guardo.

12:54 a.m., noviembre 25, 2006  
Anonymous Anónimo dijo que...

Muy buen blog. Estoy desesperado, después de una amistad por correo, con casi dos años de interrupción, me lancé con todo para declarar mi amor a una chica de un país antagónico al mío. He recibido su respuesta, pero tengo nervios de leerla... no se vaticina nada bueno, pues me he dado cuenta que de mi msn me ha borrado. Dios, estoy quebrado... y no sé que hacer.

11:13 p.m., febrero 09, 2007  
Anonymous Anónimo dijo que...

Moab:
Yo creo que el ciber se conoce un poco a las personas...y se llega uno a enamorar como fue mi caso. Me enamore de un turco, pero nuestra diferencia de cultura, trajo muchos problemas.Fue una experiencia bonita aunque llena de dolor, por que creo que el tambien me amaba.

1:54 p.m., marzo 22, 2007  

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